viernes, 26 de enero de 2007

Ya ves...

A mis veintinada y ya ves,
viajando
hacia un sueño crepuscular
a lomos de un disparo errante.
Rayando el incierto amanecer
de un suicida trotamundo,
que borracho de vanidad
y ciego por costumbre,
se arrastra sobre las cenizas
de un dios sin nombre,
acompasando la diástole
sin rasgarse el duelo.
Como un bardo cualquiera
sobre couché color desafío.
Como un pétalo de sarcasmo
sobre un café amargo.

Y si me miras, qué ves?
Solo un payaso aciago
sin color ni margarita,
rasgando la melodía
sobre un suelo de media tarde,
viviendo de la lluvia
y muriendo por desidia,
pagando al portador
la factura de una vida
tan pesada como hiriente,
tan rubia y desbordante
que, cuanto menos, era mía.
Y ahora, sin pañuelo de despedida,
me lanza un beso por la ventanilla
del más destartalado tren.

Pero no es
hollín todo lo que ves.
También hay momentos de grandeza,
alardes y derroches.
Tambien hay lírica, hay versos.
Hay flores de amaranto
entre las grietas del asfalto.
Y un lánguido angel de mármol
llaciendo sobre mi reposo,
y una rosa de azabache
que guardo entre las manos.
Y tambien estas lineas,
más limpias, más blancas.
Menos mias, menos tuyas,
pero más ellas.
Lo ves? Aún nos queda por ver...